La ministra de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América, ícono feminista y liberal, Ruth Bader Ginsburg, falleció el pasado viernes, debido a complicaciones presentadas por metástasis de cáncer de páncreas. A escasos momentos de hacerse pública la noticia, las escaleras y alrededores de la Suprema Corte en Washington D.C., se llenaron de flores, tarjetas, velas y muestras de agradecimiento y admiración por parte de —en su mayoría— personas jóvenes, quienes en medio de muestras de tristeza se organizaron para cantar al unísono “imagine” de los Beatles, para darle un último adiós a esta histórica mujer y jurista que lideró la cruzada legal por la equidad de género.

Admirada e icónica, desde sus inicios como litigante, convenció a la Corte de que los esposos también podían ser dependientes de los beneficios de seguridad social de una mujer empleada en el sector militar. Asimismo, logró que se extendiera el reconocimiento y aplicación de la igualdad de protección según lo establecido en la enmienda XIV, no solo por razones de raza sino también de género. También, logró el reconocimiento de la inconstitucionalidad de la diferenciación de la deducción de impuestos basada en el género. La primera litigante en lograr que la Suprema Corte cancelara una ley estatal por discriminar con base en el género, al preferir automáticamente a los hombres antes que a las mujeres como albaceas.

Su cruzada por la equidad fue una revolución que encamino por la vía del derecho y las instituciones, cuando fue designada como Jueza de circuito. En 1993, se convirtió en la segunda mujer en la historia de EUA, en vestir la toga de ministra en la Suprema Corte de Justicia y con ella, también, en ser la voz más importante de los liberales, los que creen en el valor de la justicia, la libertad y la igualdad. Entre sus decisiones más conocidas, resalta el reconocimiento de la inconstitucionalidad de la política de admisión “sólo para hombres” de una escuela militar en Virginia. Así como, su voto disidente que culminó en la legislación de una nueva ley para tratar los casos de discriminación en el salario. Obviamente, se tomó muy en serio su papel de jueza, pero más, el de ser promotora y defensora de la igualdad de derechos, tanto para hombres como para mujeres.

Sus logros y éxitos en favor de la equidad de género y la dignidad de las minorías de EU son demasiadas para comentarlas en este espacio, recientemente dio la batalla por los dreamers, los jóvenes que llegaron como niños no documentados a los EU, y que hoy pueden alcanzar determinados beneficios de estancia legal, en donde la gran mayoría son mexicanos.

Su lucha, ideales y resoluciones se convirtierón en un ejemplo a seguir de miles de personas en el mundo, esa heroína de voz y cuerpo frágil que las generaciones más jóvenes necesitaban para inspirarse en nuevas batallas. Su inteligencia, pasión y liderazgo han dejado una gran huella en el ámbito del derecho, de la justicia y sobre todo en la búsqueda de un mundo de mayor inclusión y respeto por la dignidad de las personas más vulnerables. Un gran legado para nuestro presente y un compromiso para nuevas generaciones que quieran cambiar la realidad presente de las cosas. Gracias por tanto, magnifica y notoria RBG.