Tarifa justa

Chiapas es uno de los estados en los que más usuarios de energía eléctrica están en resistencia de pago desde hace muchos años, en protesta por los altos cobros de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En sus campañas proselitistas de 2006, 2012 y 2018, el ahora presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ofreció bajar los precios por el consumo de energía, por lo que en esta entidad existe la expectativa de que una vez que tome posesión el primero de diciembre próximo, la promesa comience a reflejarse en los recibos bimestrales.

Pero decenas de miles de usuarios están esperando no sólo que bajen los costos, sino que se condonen los adeudos y que se establezca una tarifa justa de 20 pesos bimestrales que han propuesto desde hace muchos años, tomando en cuenta que Chiapas es el principal productor de energía hidroeléctrica y muchas de sus tierras quedaron bajo el agua en diferentes regiones por la construcción de presas. Lo imperdonable es que muchos de los afectados no tienen energía eléctrica o se les cobran igual de cara.

El tema de los cobros por el consumo de energía es sin duda uno de los que más preocupan a miles de habitantes de esta entidad, sobre todo de comunidades indígenas y campesinas, porque muchas veces desembolsan cantidades importantes de sus precarios ingresos para cubrir ese servicio.

En días pasados trascendió información de que el próximo gobierno condonará la deuda por el consumo de energía eléctrica a los usuarios de Tabasco, otro de los estados con alta resistencia de pago, pero no a los chiapanecos.

Esto puso en alerta a éstos últimos que notaron un cambio y la posibilidad de que sus demandas no se cumplan como es su esperanza con la llegada del nuevo gobierno.

Por ello, en los meses recientes, posteriores a la elección del primero de julio que ganó López Obrador, muchas organizaciones en diferentes regiones del estado, se han reunido para insistir en que se condonen los adeudos y que se fije una tarifa de 20 pesos bimestrales.           

Como al parecer hasta ahora no están viendo muy claro, indígenas y campesinos de diferentes comunidades y organizaciones han arreciado en las semanas recientes su exigencia de que se establezca el “borrón y cuenta” nueva en el consumo de energía eléctrica.

Hasta ahora, nada ha dicho el próximo gobierno -o cuando menos públicamente no se conoce- acerca de estos planteamientos de los usuarios de Chiapas, uno de los estados más pobres del país.

Y si la sede la CFE que ahora dirigirá el poblano Manuel Barttlet Díaz va a estar en Tuxtla Gutiérrez, con mayor razón el próximo gobierno tendrá que anunciar medidas que beneficien de verdad a los pobladores de este estado que, valga decir de paso, ha sido saqueado por los últimos gobernadores y sus colaboradores.

Miles de usuarios tienen adeudos de muchos miles de pesos porque durante muchos años dejaron de pagar por considerar que las tarifas son muy altas o porque de plano no tienen dinero y la prioridad es comer antes que tener energía. Existen personas a las que los recibos les llegan por cantidades superiores a los 40 mil pesos.

Aparte, muchos usuarios han sido demandados por la CFE y enfrentan procesos jurídicos que en su momento tendrán que ser anulados, si es que el gobierno da un giro en el tema.

Después de tantos años de resistencia -desde 1994- pareciera que no hay otra opción más que negociar para llegar a una solución definitiva, no como sucedió en sexenios pasados en los que hubo arreglos para la condonación de una parte de los adeudos, pero luego, paulatinamente los recibos siguieron llegando con altas cantidades, por lo que los usuarios regresaron a la resistencia.

Es indudable que las autoridades entrantes tendrán que diseñar un plan que satisfaga las necesidades y planteamientos de los miles de chiapanecos que están en resistencia de pago y de quienes no lo están porque todo mundo está inconforme con los altos cobros, que por cierto, una vez que pasaron las elecciones se han ido incrementado poco a poco.

De nada servirá entonces, por ejemplo, que se condonen los adeudos, que haya “borrón y cuenta nueva” si no se establece una tarifa que satisfaga a los miles y miles de indígenas, campesinos y mestizos inconformes con la situación actual.

En Chiapas, no hay que olvidarlo, Andrés Manuel ganó las tres elecciones presidenciales en las que participó, aunque, como ya se sabe, en las primeras dos no lo dejaron llegar. Por lo tanto, está en deuda con esta entidad, de la que se siente originario y con la que lo unen fuertes vínculos familiares y culturales, y con sus habitantes, por lo que en justicia se espera que haya beneficios, empezando por una baja en el cobro por el consumo de energía eléctrica.

Lo mismo sucede con los combustibles que cada día suben de precio sin que nadie haga algo. Da la impresión de que ello está pactado entre el gobierno saliente y el entrante para la recaudación de recursos, o de otra manera no se entiende por qué no ha intervenido López Obrador como lo está haciendo en otras áreas.

A menos que sea una estrategia para que cuando López Obrador tome posesión tenga algún margen para anunciar una disminución, por mínima que sea, en los costos, antes de que el litro de la magna llegue a los 20 pesos, algo de verdad impensable en un país como México que tiene tanto petróleo. Cuando el año pasado alguien dijo que el precio del litro llegaría a 20 pesos, casi nadie pensó que fuera en serio, y ahora, estamos a centavos de que ello se haga realidad. Qué triste. Fin.