A casi dos meses y medio de la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador se percibe cierta confusión e incertidumbre en una parte de la población, pero sus millones de seguidores y sus adversarios sí creen estar seguros de hacia dónde va este gobierno.

Son tantos temas los que se han tratado en estos dos meses con 11 días (el nuevo aeropuerto, la reducción de salarios, el huachicoleo, la Guardia Nacional, Venezuela, las guarderías, etcétera) que se ha saturado de información a la población en muy poco tiempo, lo que no ha dado espacio para analizar y digerir bien todo lo que está pasando.

En cierta forma se percibe un ambiente como de que las cosas están muy revueltas, como si estuviéramos en una licuadora que todo lo ha revuelto y no se sabe qué saldrá de allí, porque no hay definición en varios de los temas que desde el primero de diciembre pasado han sido puestos a discusión o de plano se han modificado.

Los millones de seguidores de López Obrador creen estar seguros de que está haciendo bien las cosas y lo siguen a ciegas, apoyándolo como antes, confiados en que poco a poco cumplirá sus promesas de la Cuarta Transformación para hacer historia.

Aunque este amplio segmento de la población mexicana no ha recibido en general hasta ahora un beneficio tangible del cambio ofrecido porque la administración apenas empieza, piensa que el presidente va por el camino correcto y que necesita más tiempo para cumplir lo ofrecido.

En el otro extremo está una parte minoritaria -en comparación con los que lo respaldan- de habitantes que por razones ideológicas, de intereses económicos, partidistas, de protagonismo u otras, critica absolutamente todo lo que ha hecho y ya lo ponen como el peor de la historia cuando lleva sólo dos meses y 11 días en el poder, porque están seguros de que profundizará la crisis en el país.

El expresidente panista Felipe Calderón Hinojosa, el señor de la guerra, por ejemplo, no lo dejará en paz como López Obrador no lo dejó durante seis años. ¿Podría perdonarle que lo haya llamado -y así quedará para la historia- espurio, ilegítimo o pelele? No.

Haga lo que haga el ejecutivo federal, este segmento lo criticará todo el sexenio o el tiempo que esté como presidente porque no aceptará darle la razón en nada sino decir a manera de triunfo al final del sexenio aunque estén equivocados: “Se los dije”.

En medio se encuentra otra parte muy amplia de la población que está esperando los cambios reales en lo inmediato, pero que como no ve beneficios, poco a poco se va desanimando y en cierto tiempo podría agregarse a los críticos, que esperan que crezca el número en sus filas para refregárselo al presidente.

Es en este grupo de habitantes que se percibe mayor confusión en cuanto al momento que se está viviendo en el país, pues no acaba de entender lo complicado de una transición y los riesgos que enfrenta el mandatario si trata de cambiar de fondo las cosas. Perciben que no existe una definición clara de hacia dónde se encamina el nuevo gobierno.

A diferencia de los dos grupos anteriores que ya hicieron sus juicios en favor o en contra, en el tercer segmento están quienes piensan que no es hora de hacer un juicio acerca del desempeño de la administración actual, pues no hay elementos suficientes.

Ha habido acciones como la reducción de sueldos que en algunas dependencias topó con un muro o como el huachicoleo que en general ha sido calificado como una medida no sólo acertada sino necesaria e impostergable al descubrirse el nivel de corrupción, que han elevado la imagen del presidente, pero hay otros como el de las guarderías que puede restarle algunas simpatías, ya que en varios casos sí están funcionando bien y son de mucha ayuda para padres de familia.

Visto desde lejos, pareciera que en este tema en concreto hubo una precipitación y se actuó más por intereses políticos porque el programa fue creado por los panistas para beneficio personal, lo que no significa, desde luego, que todo esté bien y que no haya que modificarlo.

Venezuela es un tema que no tiene por qué importarle a los mexicanos más allá de simpatías o antipatías; que lo resuelvan ellos sin injerencia de nadie. No hay dudas: El principio de no injerencia es el más acertado. Claro, hay un grupo que lo que busca es llevarle la contraria al tabasqueño. Intereses políticos o ideológicos, pues.

Lo que sí es un hecho es que en el país existe estabilidad económica y política, aunque no como la que muchos esperaban por el prometido cambio, pero debe de entenderse que nada cambia por arte de magia ni de la noche a la mañana.

Por mucho, por ejemplo, la situación no es ni de lejos parecida a la de diciembre de 1994 cuando Ernesto Zedillo relevó a Carlos Salinas de Gortari y sucedió el llamado error de diciembre que dejó en la calle literalmente o en la pobreza a muchas familias. Ahora, el peso se mantiene estable y los precios de los productos no se han disparado, por mencionar dos casos.

Sólo con el paso de los meses y de los años se sabrá con certeza si este gobierno es y será lo que prometió, la cuarta transformación, o si se sumará a los anteriores del PRI y del PAN que han hundido al país. Por lo tanto, hay que esperar un poco más para hacer juicios.

Picotazos

En San Cristóbal de Las Casas, siguen las especulaciones acerca de si Martín Pale Sántiz, dirigente de la Coordinadora de Organizaciones por el Medio Ambiente para un Chiapas Mejor (Comach), y otras cinco personas acusadas de secuestro, fueron liberadas o no. El gobierno asegura que están presos en el penal de El Amate, pero en la calle se rumoran mil cosas: Que ya fueron liberados o que los liberarán en los días o meses próximos. Lo cierto es que sus seguidores se calmaron y eso genera más conjeturas. Habrá que ver si su detención está o no relacionada con la invasión de los terrenos ubicados en el antiguo INI, en la parte norte de la ciudad, y donde se proyecta desde hace años, construir un mercado de artesanías para desalojar Santo Domingo y Caridad. Por lo pronto, pobladores de Huixtán, de donde es originario, le han dado las gracias a la Fiscalía porque les ahorró el trabajo de detenerlo ellos, ya que desde hace algún tiempo lo andaban cazando. Fin.