Cuento que no acaba

Como pocas veces, el tema migratorio se mantiene en los primeros planos de la información nacional y esta semana se intensificará por el despliegue más de lleno de los seis mil agentes de la Guardia Nacional (GN), que ayer se supo, sólo el 40 por ciento -unos dos mil 400-, será enviados a Chiapas, así como por la visita que harán a Tapachula los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Nayib Bukele, de El Salvador.

Esta es la hora que el gobierno mexicano todavía no le encuentra la cuadratura al círculo del problema migratorio que explotó con la política de puertas abiertas al principio de la presente administración federal que comenzó el primero de diciembre pasado. Tal vez nunca se calculó todo lo que ocasionaría, a menos que sea lo que está ocurriendo lo que pretendía López Obrador para tratar de que se ponga en marcha un programa integral de desarrollo en los países de Centro América o para beneficiar al presidente Donald Trump. Si esa fue la intención lo está logrando de alguna forma, aunque a un costo muy alto para su popularidad.

Pareciera que se hacen muchos esfuerzos, pero los resultados son pocos para la dimensión del problema, que involucra a varios países de Centro América, sobre todo a Guatemala, El Salvador y Honduras, los mayores expulsores de personas.

Lo que sí es una realidad es que muchos habitantes de municipios fronterizos como Suchiate y Tapachula, por mencionar dos, están cada vez más inconformes por la masiva presencia de indocumentados, y con la llegada de los agentes de la guardia nacional podría incrementarse más por todo lo que ello genera, aunque tiene su parte positiva en cuanto a seguridad y la derrama económica.

Los esfuerzos oficiales no sólo no han sido suficientes, sino que ya hubo una baja importante en el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador en este tema con la renuncia del comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Tonatiuh Guillén, un académico del Colegio de la Frontera Norte, que seguramente fue presionado para dejar el cargo para complacer al gobierno de Estados Unidos.

En su lugar ha llegado Francisco Garduño, con formación más policiaca que académica, pues se desempeña como director de penales. El giro es muy importante, y seguramente en breve, como lo exigen las autoridades del vecino país del norte, se verán sus resultados.

Otra cosa que llama la atención es que ahora sí, las policías de los tres niveles están haciendo su trabajo (por la presión) y están deteniendo a cientos de migrantes centroamericanos que viajan en vehículos por carreteras transitadas.

Siempre se ha sabido que los indocumentados han pasado por cientos diariamente, pero casualmente las policías no se daban cuenta, y de repente, con la presión gringa, comenzaron a encontrarlos para presentarlos casi casi como trofeo al gobierno del vecino país del norte.

Dadas las condiciones actuales, a los centroamericanos que pretenden viajar a Estados Unidos tendrán que esperar algunos meses, mientras pasa la tempestad y se calman las aguas, tal vez incluso hasta que se hayan realizado las elecciones presidenciales en el país de las barras y las estrellas, el 3 de noviembre de 2020.

El más contento y satisfecho con el tema migratorio seguramente es el canciller Marcelo Ebrard, quien de repente subió como la espuma políticamente porque fue el encargado de encabezar las negociaciones para el acuerdo con Estados Unidos.

Su protagonismo en este tema lo ha colocado por encima de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien quedó opacada, a pesar de ser un tema de su competencia.

Ebrard se consolida así quizá de una manera inesperada por rápida en apenas seis meses de la administración, como uno de los más fuertes aspirantes a la candidatura presidencial de 2014, lo que ya se presumía desde el inicio de este gobierno.

Seguramente en los meses próximos, conforme se mantenga vigente y de alto nivel el tema migratorio, se seguirá hablando todavía del protagonismo del canciller que ha desplegado un equipo importante de colaboradores en ambas fronteras.

Picotazos

Parece increíble que después de cinco días las autoridades municipales de San Cristóbal y las estatales no hayan logrado un cuerdo con los dirigentes de las comunidades que mantienen retenidos 13 camiones de la dirección de Limpia Municipal. La retención ha ocasionado que la mayoría de los pobladores de San Cristóbal se queden sin el servicio de recolección de los desechos. Se dice que lo que los dirigentes piden por liberar los camiones es mucho dinero, fuera del alcance del ayuntamiento. Si ya se agotó el diálogo y no queda otra opción, hay que pedirle a la Fiscalía General del Estado que actúe y que libre las correspondientes órdenes de aprehensión y que se rescaten las unidades retenidas en algunas comunidades, porque no es posible que por caprichos de los dirigentes o por intereses personales de algún político que pudiera estar detrás de la maniobra, la ciudadanía tenga que sufrir manteniendo la basura en su casa. Claro, a algunos les vale y pase o no el camión la sacan a la calle. La otra opción es que el ayuntamiento contrate las unidades necesarias para llevar los desechos al relleno sanitario ubicado en la comunidad de El Aguaje, ya que en esta ocasión no ha sido bloqueado y se puede seguir utilizando. Mientras, se debe de fincar responsabilidad a alguien por la retención de los 13 vehículos y por los daños que sufran. La situación es muy delicada, efectivamente, pero alguna autoridad tiene que intervenir y buscar una solución, porque ni modos que no haya alguna forma de resolver el problema. Otra cosa: Si algún político está detrás del movimiento de los indígenas, se debe de decir. ¿Acaso tendrá relación el asunto con alguna auditoría en puerta? Quien sabe. Lo que sí es cierto es que a río revuelto, ganancia de pescadores. Fin.