¿Ahora sigue Altamirano?

Después de muchos meses de relativa tranquilidad, la situación se comienza a descomponer nuevamente en el municipio de Altamirano, a causa de la disputa del poder político que por supuesto incluye el presupuesto público. 

Era de esperarse que conforme se acerquen las elecciones de junio del año entrante volvería la beligerancia de los grupos que están enfrentados en ese municipio (lo mismo podría pasar en otras demarcaciones en las que existen problemas como Teopisca, Pantelhó y Oxchuc, entre otros). 

Resulta que los dos grupos principales se enfrentaron a balazos el martes con resultado de un muerto y cinco heridos. El pretexto, según la versión del concejo municipal, fue la pavimentación de calles en el barrio Las Casitas. 

De acuerdo con la versión del síndico concejal, Gabriel Montoya, el enfrentamiento del martes al medio día se originó porque un grupo de personas presuntamente afín al ex alcalde Roberto Pinto Kánter, encabezado por el presidente del comisariado ejidal, Rogelio Hernández y su hermano Enrique, amenazó con quemar una máquina que realiza trabajos para la pavimentación de una calle del barrio Las Casitas. 

El argumento, según esa versión, es que después de las lluvias se hizo mucho lodo, lo que ocasiona incomodidad a las personas que habitan en el barrio. 

Luego de la amenaza de que quemarían la máquina, los vecinos que simpatizan con el concejo municipal se organizaron para tratar de impedirlo, lo que generó una discusión que terminó en un enfrentamiento con palos y piedras.  

Lo peligroso vino poco después, cuando llegaron varios hombres armados y encapuchados –en algunos videos se observan las imágenes- “controlados” por el presidente del comisariado y el otro grupo respondió “a la agresión”.  

El saldo fue de cinco heridos del bando que simpatiza con el concejo municipal, de los cuales cuatro fueron dados de alta el mismo martes, mientras que uno que fue intervenido quirúrgicamente en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), debido a que fue baleado en el abdomen, sigue internado. 

El muerto pertenece al grupo encabezado por el presidente del comisariado ejidal, quien por cierto, fue nombrado hace unos tres meses; desde entonces se reavivaron los problemas en el municipio. 

Una de sus acciones recientes, según Montoya, fue acudir al Congreso del estado con un grupo de ejidatarios para solicitar el desafuero de los integrantes del concejo municipal, sin muchos argumentos jurídicos y políticos. 

Ya con un muerto y los cinco heridos, la situación podría volverse muy delicada en Altamirano porque lo más probable es que vendrán las venganzas que podrían desencadenar más hechos de sangre. 

Por lo mismo, las autoridades estatales deben de poner mucha atención en ese municipio para evitar que la situación se descomponga como hace cerca de dos años en que el grupo que gobierna actualmente sacó del poder a la alcaldesa Gabriela Roque Tipacamú, esposa de Roberto Pinto Kánter, luego de diversas protestas. 

Por cierto, la familia Pinto Kánter ha gobernado varios trienios el municipio y quiere regresar a como dé lugar, por lo que se avecina una lucha encarnizada y es que las autoridades correspondientes no ponen la atención debida para evitar la confrontación. 

Todo apunta a que el enfrentamiento del martes tiene un fondo electoral, pues los diferentes grupos se están preparando ya para participar en las elecciones para retener o para recuperar el poder político en el municipio. 

Al parecer, el conflicto se localiza en la cabecera municipal, ya que en las comunidades existe una tranquilidad relativa. Hasta ayer no se habían paralizado las actividades comerciales en la cabecera, pero se corre el riesgo de que conforme pasen los días, los meses se entorpezcan. 

Cuando de repente aparecen los conflictos en lugares que habían estado en cierta calma, da la impresión de que los municipios se van turnando para hacer explotar sus problemas con tal de que no todos estén ardiendo al mismo tiempo, salvo en ocasiones. 

Ojalá que todos los grupos de Altamirano recapaciten y se den cuenta que en lugar de ayudarles, la violencia perjudica a todos los pobladores, la mayoría de los cuales sólo quiere vivir en paz y tranquilidad. El derramamiento de sangre sólo genera más atraso, rencores, odios y venganzas. 

Picotazos. En Pantelhó no se quieren estar quietos. Según denunciaron pobladores de ese lugar, vecinos de una fracción de la comunidad de Tzanembolom, Chenalhó, atacaron a balazos una vivienda de la comunidad de Xchixtontic El Roblar, perteneciente al vecino municipio de Pantelhó. No hubo  lesionados, sólo el tremendo susto. Los agresores ingresaron por la localidad de Clavito, del vecino municipio de Simojovel y dispararon en contra de la vivienda, sin que se conozcan los motivos. “Gracias a Dios no hubo personas lesionadas, aunque había gente adentro de la casa, incluyendo niños, cuando le tiraron los balazos”, resumió un poblador… Quién sabe qué está pasando en San Cristóbal de Las Casas, que en las semanas recientes ha habido varias personas muertas por infartos, por enfermedades terminales u otras causas. Varias eran amigos o conocidos. Siempre llama la atención que haya muchos decesos casi en cadena… ¡Ay, nanita! En los últimos días ha habido dos o tres sismos de magnitud más o menos alta. Quién sabe por qué a la tierra le gusta moverse en estos meses. El terremoto más grande de los últimos tiempos ocurrió el 7 de septiembre de 2017. Ojalá que ya no se siga moviendo porque uno ya queda ciscado. Lo buenos hasta ahora es que estos últimos no han provocado daños personales. El de la madrugada de ayer sólo ocasionó afectaciones en los cristales de una terminal de autobuses de Arriaga. Menos mal. Fin