*”Tiburón” Medina

*Nueve balazos

*Aquiles Espinosa

Karateca, corpulento, bravucón perdonavidas, adicto al conflicto, cincuentón, Fernando “el Tiburón” Medina está por abrir un negocio de su propiedad en la zona El canalón, colonia General I. Martínez, un suburbio de mala muerte de San Luis Potosí.

Un hombre a bordo de una motocicleta encendida ya lo espera. Se cubre con una chaqueta negra y caso en el rostro. “El Tiburón” no se da cuenta. Son alrededor de las diez de la mañana.

Va a subir la cortina de su negocio, un gimnasio. El hombre encubierto acelera la moto, se aproxima y le asesta nueve balazos letales, a quemarropa, que lo matan al instante. Con la agilidad de un dragón, el hombre de la moto se da la fuga y ni rastros suyos.

En agosto de 2023, “el Tiburón” Medina se presentó a un Subway de San Luis Potosí. Santiago, su camarero, le pidió amablemente que se formara y esperara turno para atenderle.

Medina se le fue encima al joven, de 15 años, propinándole una golpiza despiadada que lo mandó al hospital. La agresión indignó a México. Actuó como una bestia de la Edad Media.

La policía lo detuvo luego de varias semanas y torpezas deliberadas, a pesar de que lo tenía en sus narices. Un juez informó que le darían 50 años de prisión. Falso, porque el malandro salió a los tres meses, en tono burlón.

Aguas negras

¿Por qué el togado reclasificó el delito que permitió al atacante del niño Santiago llevar su proceso en libertad? Y aquí, otra vez, quienes no tenemos ni dinero ni palancas o cuates poderosos quedamos a merced de un Poder Judicial inundado de aguas negras porque así nos los dejó el prianismo y no lo podemos corregir con actos necrománticos.

López Obrador no maneja el vudú. Encontró una estructura espantosamente podrida de raíz, por eso -ayer se lo dije- urge una purga a fondo para garantizar a los ciudadanos de a pie una justicia asequible, sin trabas, que garantice el debido proceso y mande a la cárcel a jueces concatenados a criminales.

Las plataformas sociales se refocilaron con el asesinato de Medina porque hay quienes creen que el karma es esa causa espiritual que quien hace cosas malas recibe también cosas malas. Es una ley natural. Lo contrario es el dharma. Aquí en Tuxtla decimos “te lo buscaste, por pendejo”.

Pues así acabó “el Tiburón” Medina. Y, parafraseando al poeta urbano Antonio Aguilar:

“Ven, dame un beso pelona

que ando huérfano de amores”.

Moralejas

1.Aquí en Tuxtla yo conocí a un tipo mamadito, guapo, quizá de unos 28 de edad. Su cuerpo lo había moldeado con ejercicio diario en un gimnasio local. Tenía una visión exagerada de su propia valía y eso lo llevaba a meterse en constantes camorras. Era narcisista, pues…

Llegaba a un antro y caminaba los pasillos para enseñar su musculatura que sobresalía entre aquellos pantalones de mezclilla ajustados y playeras pegadas. Su mirada despreciativa, desafiante, ciertamente podía infundir escozor en otros chicos. Un día se topó con la horma de sus zapatos.

Ahí en el bar estaban cuatro jóvenes tomando cervezas, de esas que venden en cubetitas de seis. Justo en frente se paró el susodicho y los miró de tal manera que, uno de ellos, lo retó a ir afuera del antro. Era el más chavito de la palomilla y de complexión ectomorfa. Desde el momento en que escuchó el reto, el mamadito debió recular. Muchacho torpe.

Lo que ignoraba el narcisista es que se iba a enfrentar a un peleador callejero de la colonia Bienestar Social, que no respeta reglas, cauteloso, también capaz de manejar la psicología pues está consciente de que puede ganar una riña. Ya había estudiado al contrincante.

Bueno, tuvieron qué separarlos porque aquel joven, presuntamente insignificante, le estaba dando una tunda como perro rabioso. Le despedazó la nariz y algunos dientes quedaron sobre el concreto. Santo remedio. El mamadito desapareció.

Pórtense bien…

2. Sería de mucha miseria humana alegrarnos por la muerte de alguien. Puede ser el peor patán del barrio, pero ni así porque, detrás de un hombre “muy macho o valiente” como “el Tiburón” Medina existen graves perfiles emocionales que los lleva a tal comportamiento.

Quizá provienen de hogares disfuncionales, sufrieron abuso durante su infancia, baja autoestima, miedo al abandono, etc. Lo de fanfarrón es una máscara que esconde cobardía.

Ni aquel mamadito ni “el Tiburón” Medina conocieron la tercera Ley de Newton. Uno nunca sabe con qué personas vamos a toparnos. Por eso, como dice el presidente Obrador: “Pórtense bien”.

Aquiles…

Desde el parque familiar Caña Hueca, un área verde muy querida para la activación física y el deporte de los tuxtlecos, Aquiles Espinosa García invitó a visitar y apreciar la obra escultórica El Árbol de la Vida Zoque, de reciente instalación, del maestro Ángel Luna.

Aquiles Espinosa sostuvo que Tuxtla Gutiérrez está llamada a convertirse en una de las mejores ciudades para vivir.