Protestas antiAMLO

Están cayendo en un grave error los panegiristas del gobierno de la Cuarta Transformación y del presidente, Andrés Manuel López Obrador, al desestimar las protestas y calificar de golpistas a quienes decidieron salir a manifestarse públicamente durante este fin de semana a lo largo y ancho de unas setenta ciudades del país.  

Están manifestando su descontento por las políticas públicas del presidente López Obrador. Siempre ha habido ese tipo de protestas en otros sexenios.

En esta ocasión, se manifestaron, primordialmente, representantes de la clase media y clase media-alta porque es el sector más agraviado por las acciones oficiales del presidente actual.

El presidente no tiene cómo esconder dichos agravios porque él mismo los confirma y los reitera, casi todos los días, en sus conferencias mañaneras: todo el apoyo a la gente pobre y todo el rechazo a la gente que medianamente tiene dinero y contra la gente adinerada.

Es muy difícil identificar cuántas de esas personas que salieron a protestar ayer han sido benefactores de privilegios del pasado y que se les haya quitado en ese sexenio.

Seguramente varios de ellos andan en esas marchas. Pero también han de estar miles de mexicanos que han perdido sus puestos de trabajo en los primeros 18 meses que lleva este gobierno como consecuencia de las políticas públicas erráticas del gobierno que han desalentado las grandes inversiones privadas, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la cancelación de la multimillonaria obra de una empresa cervecera en Baja California, etcétera, etcétera, etcétera.

Por todas esas razones, yo creo que la gente tiene razón en manifestar su inconformidad y ni el presidente ni sus más cercanos colaboradores deben menospreciar esas protestas. Así han iniciado grandes rebeliones. Así inician pequeños brotes de inconformidades y tardados procesos de asimilación para que el descontento se convierta después en un descontento mayor.

Un hombre de estado debe olvidarse de sus rencores y resentimientos y ponerse a trabajar en favor de todos los mexicanos, sin distinción alguna.

Es cierto. Hubo muchísimos privilegios en favor de unos cuantos en los gobiernos anteriores. Pero, no va a ser posible castigar a todos los que gozaron de múltiples privilegios o se portaron mal en el pasado. No será posible nunca.

A partir del presente sexenio, hay que someter a la ley a todos, eso sí. Si antes gozaban de protección de las leyes y del influyentismo de sus parientes y amigos políticos, hoy deben ser medidos con la misma vara. Fuera protección. Fuera influyentismo.

Eso sí. Adelante. Pero nadie debe quedar excluido de la acción benéfica del gobierno, tan solo por pertenecer a una clase social que disgusta al presidente. Todos deben ser incluidos.

Toda esa gente reaccionará en forma negativa en las urnas el año próximo. Ya está reaccionando en las calles desde ahora, de hecho.

Los amlovers, funcionarios del gobierno federal y el propio presidente han desdeñado esas protestas y las han calificado de “golpistas”. Nada tienen de golpistas esas manifestaciones callejeras. Ese término no encaja en las características de dichas protestas y el concepto termina siendo desproporcionado.

Todos los mexicanos están en su derecho a manifestarse públicamente contra lo que consideren necesario y adecuado, y así lo hicieron este fin de semana en distintas partes de México. Y lo van a seguir haciendo. Si decidieron salir a las calles en medio de las restricciones que estamos viviendo, seguramente lo harán con mayor fuerza en tiempos más serenos.

 Estamos llenos de confusiones

Los mexicanos estamos inmersos en una enorme confusión. Por un lado, el vocero oficial del gobierno mexicano en materia de coronavirus y al mismo tiempo subsecretario de Salud, el señor Hugo López-Gatell, se la pasa diciendo un día sí y al otro también que 31 entidades federativas están en rojo –de alto contagio de Covid19- y solo Zacatecas está en color naranja, y por el otro lado él mismo anuncia que ha terminado la Jornada Nacional de sana Distancia y que este lunes ha iniciado el regreso a la normalidad.

En un tercer plano, varios gobernadores se quejan de que el gobierno federal les está aventando la pelotita de la responsabilidad al dejarles la operatividad de los cuatro semáforos epidemiológicos, el rojo, naranja, amarillo y verde.

En el cuarto plano, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha reiniciado sus giras de trabajo en el interior del país, eso sí, con sus propias prevenciones y en medio de todos esos elementos, algunos de ellos contradictorios, está la población que, en muchos casos, no sabe qué hacer ni hacia dónde dirigirse.

La mejor forma de decirle a los chiapanecos, en este caso específico, es que continúan las estrictas medidas de prevención para todos, que deben seguir en casa y salir solamente para hacer lo estrictamente necesario, que en caso de salir que use cubrebocas, gel antibacterial y a su regreso a casa lavarse muy bien las manos con agua y jabón durante veinte segundos, por lo menos.

Todo sigue igual. Excepto con quienes trabajan en tres sectores específicos: construcción, elaboración de partes automotrices y minería. Quienes trabajen en esos rubros sí podrán ir a trabajar, pero sus jefes les tuvieron que haber avisado bajo cuáles cuidados van a desempeñar su labor de ahora en adelante. Todos los demás seguimos iguales que la semana pasada: guardados en casa, saliendo solo lo necesario y guardando sana distancia.

En Chiapas el semáforo está en rojo. Y así va a seguir por lo menos esta semana, que es la tercera de máxima velocidad de contagios. Cuando termine la presente semana, las autoridades dirán qué podremos hacer. Así que nadie se rompa la cabeza en pensar qué puede hacer o qué no puede hacer. Siga esos consejos.

alexmoguels@hotmail.com