La guerra abierta

Soldados de barro

La guerra abierta por el Estado de México da lugar no solo a confrontaciones internas en los ciudadanos inconformes sino incluso a un sentimiento de inseguridad y de incertidumbre. Con Delfina 0Gómez Álvarez a punto de tomar posesión como gobernadora -lo hará el próximo 15- habrá una secuela inimaginable de conflictos como la cola del jurásico mexicano.

Para colmo el germen de la violencia puede incurrir en las sendas de la política considerando el dominio territorial de varios cárteles que se disputan el dominio de la entidad y sus alrededores, Michoacán, Jalisco, Guerrero, San Luis Potosí, entre otros estados bajo el flagelo de la delincuencia organizada que ha sido inalterable durante el periodo presidencial de Andrés Manuel o López IV con su paradoja sobre los hombres: pierde, poco a poco, el control -el vacío de poder es evidente- y, al mismo tiempo, no modifica su perfil de autócrata en una coyuntura terrible y sin futuro.

Lo que sucede en el Edomex es, además, consecuencia en gran medida de los acuerdos soterrados entre el poder de AMLO y los devaneos de una oposición carente de firmeza y ausente de homogeneidad; la alianza allí es cada vez más amorfa y tal condición aumentará si se producen algunas aprehensiones claves como podría ser el caso de “Alito” Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI, incluso repudiado por no pocos de los militantes de este partido otrora hegemónico; en la misma línea aparece Ricardo Anaya Cortés, quien permanece en los Estados Unidos eludiendo la acción judicial torcida de la Fiscalía General de la República.

En cuanto a Enrique Peña Nieto, cuyas larguísimas vacaciones han sido interrumpidas por las indagatorias de la FGR respecto a actividades non santas como la desviación de dinero, el lavado de este y la presunta asociación delictuosa, delitos que bien podrían imputarse igualmente al actual mandante-mandatario -quizá por ello se abstiene de perseguir en forma a su predecesor-, lo que evidencia todavía más el pacto soterrado entre ambos políticos delincuente para respetarse mutuamente con blindajes extraoficiales, claro.

Pese a lo anterior, el señor Peña parece dispuesto a resucitar al célebre Grupo Atlacomulco que era capaz, en su mejor época, de designar o boicotear a los aspirantes a la primera magistratura y cuyo músculo alcanzó para instalar a Peña en ella doce años después de perder su hegemonía en el 2000 bajo las botas y hebillas con el signo “Fox”. Para desgracia del ex mandante ahora predomina el “grupo Texcoco”.

De cuanto suceda en el Estado de México dependerá, casi totalmente, el futuro de varias entidades del país, incluso Coahuila, la otra entidad cuya gubernatura será renovada en diciembre y en donde jamás se ha conocido una alternancia y permanece como el último gran bastión del PRI, salvo por el hecho de que el gobernador electo de Durango, Esteban Villegas Villarreal, ganó con la alianza Va por México pero es definido como irredento priista con un pie ahora en Morena.

Si el PRI todavía puede levantar cabeza en Edomex, lo que parece poco factible pese al poder de los de Atlacomulco, también puede esperarse un cierre para Coahuila en donde el priista Manuel Jiménez Salinas parece listo para perfilarse hacia el gobierno estatal luego de un periodo, el de Miguel Riquelme, bastante conciliador a pesar de los demonios de la región: los Moreira.

Pero si Morena se apropia del Edomex, como ya lo hizo electoralmente, entonces el priismo solo podría respirar por las ventanas de Coahuila y Durango como últimas opciones.

La Anécdota

El engaño sobre la Guardia Nacional rebasa, con mucho, a la ridícula Gendarmería de Peña elaborada al gusto del colombiano Óscar Naranjo, quien aspiraba a la presidencia de su país y fue desechado como basura.

Se han construido, hasta la fecha, 300 cuarteles para la pomposa y bien uniformada GN, aunque sus miembros duerman sobre el suelo de los mismos edificios con muy escasos servicios, entre ellos la falta de sanitarios y consecuentemente de agua.

Pero, el señor López Obrador, durante su insulso Quinto Informe a lo largo de cincuenta y tres meses de prolongado bostezos mañaneros, asegura que le falta construir otras 250 sedes para su Guardia al mismo tiempo que se aprueba la inconstitucional adherencia de esta a la Secretaría de la Defensa Nacional, detenida por la Corte, en vías de convertirse en recipiente de todas las decisiones del Ejecutivo; solo le falta que se suprima la Secretaría de Gobernación y de igual forma las “corcholatas” de Palacio Nacional incluyendo a la “jefaza” Claudia Sheinbaum quien es recibida sumisamente por las gobernadoras de su partido que así la llaman como expresó Marina del Pilar Ávila, de Baja California y madre reciente.

Esto es como el parto de los montes.

loretdemola.rafael@yahoo.com