Cada año elaboro en este espacio un breve recuento de algunos temas internacionales que probablemente marcarán la agenda en el ciclo que inicia.

1. Empiezo recalcando que el mundo vive dos guerras mayores y una infinidad de otros conflictos armados activos:

a. La guerra en Ucrania. Tras la contraofensiva ucraniana que se quedó corta por las expectativas que había generado, arranca un nuevo invierno en el que las condiciones dificultarán las operaciones. Los temas centrales con los que el año inicia son, por un lado, la fatiga y desgaste con los que esta guerra está siendo observada desde Occidente, y por el otro lado, la posibilidad de que ahora sea Rusia quien esté pensando en nuevas ofensivas, y, por tanto, las crecientes recomendaciones a Ucrania sobre la necesidad de modificar su estrategia hacia la defensa y la resistencia con miras a una posible negociación.

b. La guerra en Medio Oriente. Los temas que marcarán la agenda en este rubro son: primero, la evolución de la meta anunciada por Israel, erradicar a Hamás de Gaza, lo que, como era esperado, se está topando con serias dificultades materiales y políticas a nivel internacional por la crisis humanitaria y el altísimo monto de civiles muertos; segundo, los choques políticos al interior de Hamás, cada vez más públicos; tercero, la potencial expansión del conflicto entre Irán y sus aliados contra Israel y otros países; por tanto, cuarto factor: el rol que jugarán Washington y sus aliados árabes para intentar contener y eventualmente desactivar toda esta serie de complicaciones, y observar si se materializan posibilidades reales para una paz duradera.

c. Hay muchos otros conflictos en curso y es imposible abordarlos todos, tales como la guerra en Siria, en Yemen, en Sudán, Etiopía, Myanmar o el prolongado conflicto en el Congo, entre varios más. En 2023 observamos la continuación de varias dinámicas en el Sahel, como los últimos golpes de Estado, la prolongada actividad jihadista y terrorista, y la intersección de todos esos factores con la conflictiva internacional entre Rusia y Occidente. Además, hay muchos otros temas, Latinoamérica incluida, como la disputa territorial entre Venezuela y Guyana y su potencial internacionalización, o el tema argentino. Hay también otras cuestiones que últimamente están fuera del foco mediático, pero que nos mantenemos observando. Esto incluye, por ejemplo, las Coreas, Afganistán, Pakistán, o la evolución de las disputas fronterizas entre India y China, entre muchos más.

2. Esto nos lleva a un siguiente tema mayor que es el de la compleja relación China-EE. UU. Ahora mismo, hay un renovado esfuerzo por parte de Washington y Beijing para establecer canales de comunicación, y algunas líneas mínimas que buscan marcar pautas para contener su enfrentamiento. Ello no desconoce la multiplicidad de factores en los que ambas potencias compiten y chocan, pero sí se encuentran en una noción común: está en su más elevado interés evitar un estallido que se salga de las manos de todas las partes.

3. Elecciones en decenas de países, el nuestro incluido. Tres son relevantes para los asuntos que acá registro. Rusia con altísima probabilidad verá la renovación del mandato de Putin. Está el proceso en Taiwán que podría sellar el tono de las relaciones entre Taipéi y Beijing, e incluso entre EE. UU. y China por los próximos años. Y está el que probablemente es el proceso electoral de mayores consecuencias para asuntos internacionales, el de EE. UU., ahora con la posibilidad del retorno de Trump, quien anuncia nuevos bríos en términos de decisiones que tienen altísimo impacto global.

Hay muchos otros asuntos que quisiera abordar, pero habrá que hacerlo más adelante.