En marzo de 2023 el mundo celebró un triunfo histórico en la conservación marina. Tras más de dos décadas de negociaciones, 193 países alcanzaron un acuerdo sin precedentes para proteger los océanos del mundo, marcando un hito en la historia de la gobernanza ambiental global. Este Tratado, el primero desde 1982, establece una gestión común para la mitad de la superficie terrestre, abriendo camino para la conservación de las aguas internacionales con el objetivo de proteger al menos el 30% del planeta para 2030.

Por largo tiempo, los océanos fuera de las jurisdicciones nacionales han sido vulnerables a explotaciones desmedidas. Hoy por hoy, apenas el 1% de estas aguas se encuentra protegido, dejando el resto expuesto a actividades como la sobrepesca y la minería en el mar profundo. Estas prácticas, junto con la exploración de especies y un incremento en las actividades humanas, han colocado a nuestros océanos en un estado de riesgo sin precedentes.

Este tratado es crucial pues, aunque desconocido para muchos, los océanos generan la mitad del oxígeno que respiramos y son cruciales para regular el calentamiento global al absorber el 25 % de las emisiones de dióxido de carbono y capturar el 90 % del calor adicional generado. En solo dos décadas, la exploración para la minería en aguas profundas se disparó de 0 a 1.4 millones de kilómetros cuadrados, una expansión que pone en peligro la salud de nuestros mares.

Este acuerdo entró en vigor en junio pasado y para propios y extraños representa un faro de esperanza para la conservación marina, así como un compromiso renovado hacia la implementación del Compromiso 30x30, firmado en la conferencia de las Naciones Unidas para la biodiversidad en diciembre de 2022. Este pacto busca proteger el 30 % de los océanos para 2030, estableciendo una red de Áreas Marinas Protegidas para prevenir la pérdida de biodiversidad y proteger los recursos genéticos marinos en aguas internacionales.

Este acuerdo es crucial en la lucha contra las amenazas que enfrentan innumerables especies marinas. Tortugas, delfines, ballenas, mantarrayas, y especies en peligro crítico como la vaquita marina, sufren constantemente debido a la pesca ilegal, la contaminación, las sopas de plástico en los océanos, el calentamiento de las aguas marinas y el blanqueamiento de los corales.

Estos factores no solo ponen en peligro la biodiversidad marina, sino también los ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra. El acuerdo marca un paso histórico en el camino hacia la transformación de esta trágica realidad pues al enfocarse en la conservación y el manejo sostenible de los océanos, se abre una puerta a la esperanza, no solo para las generaciones presentes, sino también para las futuras, asegurando un hogar más seguro para las especies que dependen de los mares para su supervivencia. Representa también un compromiso global para buscar revertir los daños causados y preservar la riqueza natural de nuestros océanos, esencial para el equilibrio del planeta.

Al cerrar el año 2023, este logro representa no solo una victoria en la conservación, sino también un mensaje de esperanza y un llamado a la acción colectiva, es un recordatorio de que, a pesar de los desafíos que enfrentamos, la colaboración y el compromiso global pueden llevarnos hacia un futuro más sostenible y justo. Los océanos, vitales para nuestra supervivencia, ahora tienen una mejor oportunidad para florecer y seguir sustentando la vida en nuestro planeta.