¿La hora final de Irma Eréndira?

Al menos tres vectores parecen alinearse para fortalecer la expectativa de que Irma Eréndira Sandoval se halla en sus últimas semanas al frente de la Secretaría de la Función Pública. No solo es relevante por tratarse de una entidad importante en la administración López Obrador, sino porque alcanza a uno de los rostros más visibles del ala radical de la 4T.

Es probable que lo que parece ser la hora final de la señora Sandoval se explique por su incompetencia, o por participar en una facción política incómoda. Pero también podemos estar viendo los primeros escarceos de una ruptura con vistas a la disputa por el poder, este año y luego, en 2024.

1.- En los recientes ajustes al gabinete, por renuncias o por motivos electorales, Palacio Nacional retrasó la designación de al menos uno de los relevos porque el Presidente pidió considerar el relevo de la señora Sandoval, anticipado al menos desde diciembre. La decisión fue puesta nuevamente en suspenso por la delicadeza de otras posiciones que debían ser cubiertas, confirmaron a este espacio voces cercanas al proceso.

2.- Ha corrido la especie de que López Obrador atribuye a esta funcionaria y a su hermano, el político guerrerense Pablo Amílcar Sandoval, al menos parte de la ola de ataques en contra de la candidatura de Félix Salgado Macedonio para la gubernatura de Guerrero, colocado al centro de un importante episodio de indignación pública por las acusaciones de violación contra un número aún no delimitado de mujeres. Ello ha ensombrecido otros señalamientos que lo ligan al crimen organizado cuando se desempeñó como alcalde de Acapulco (2006-2008).

Están a la vista los testimonios de que el hermano de la secretaria Sandoval mostró activismo partidista virtualmente desde que fue designado “superdelegado” de los programas federales en el estado; que se promovió en anuncios espectaculares durante la consulta interna de Morena. Y que en todo ese trayecto contó con la promoción de su hermana desde las redes sociales, así como de su cuñado, el controvertido John Ackerman.

3.- Este fin de semana presenciamos algo nunca visto en la historia de la Secretaría de la Función Pública, que se remonta a 1982. Se trata de la denuncia pública de la Auditoría Superior de la Federación (herramienta vital en el diseño constitucional de equilibrio de poderes) contra la oficina de la señora Sandoval, formalmente su par y aliada en la supervisión del gobierno federal.

La acusación incluye casos graves de incompetencia, como haber revisado solo un puñado, menos de 100, de las más de 500 mil declaraciones patrimoniales de funcionarios. Pero también, obstaculizar las tareas de la propia ASF en diversas pesquisas.

En los hechos, la secretaria Sandoval es ya insostenible. Lo interesante será el próximo movimiento de la facción a la que pertenece dentro de la 4T.

Apuntes: Ignacio Ovalle otorgó, en el ya muy lejano 1977, el primer cargo de relevancia política que tuvo el ahora presidente López Obrador. En correspondencia, fue rescatado del retiro y nombrado al frente de Segalmex, que este fin de semana ameritó un reporte de la citada ASF por irregularidades en el manejo de más de 3,000 millones de pesos. El funcionario, de 75 años, está sentado sobre un enjambre de intereses que involucra, ya con la 4T, a directivos anteriores (René Gavira) y actuales (Manuel Lozano Jiménez, Óscar Navarro) en la disputa por el manejo de contratos hasta por 6,000 millones de pesos anuales para proveer a las subsidiarias Liconsa y Diconsa. La tensión amaga con enlodar lo que seguramente será el último tramo en la vida pública de Ovalle. Desde el entorno inmediato al Presidente se impulsa como eventual relevo a Rodrigo Rojas Navarrete, un muy joven nieto de Ifigenia Martínez, cercana a los afectos presidenciales.